jueves, 12 de julio de 2012

Fogarada


¿Qué? ¿Creéis que no se reconocer una candela de una fogata?
Azulera, assí os digo.
Fogaradas bien grandes,
Commo cuando echas elixir en la lumbre

Nace temblorosa llama
Y permanece dentro.

Hace tiempo que camina
Sobre renglones torcidos
Creando chispas a su paso.

Quema a cada recuerdo
Y el recuerdo no tendría
Porque quemar

Habiéndolo visto todo
Desea soñar,
Pero su naturaleza le impedía dormir
Ya no ve la Luna
Sin acordarse del Sol.

Llama sombría, llama triste
Una penumbra perdida y fría
Pero arde todavía,
Como hielo en ésta piel.
Haciendo el viaje de un pequeño fósforo
Sobre corazón rugoso.
Ignorante, busca un fuego
Como el que tensa las comisuras de la boca,
Y vuelve chispeantes mis pupilas.
Sigue viajando en tren sin conductor
¿O es que el conductor duerme?
¿Duerme y parece muerto?
Sí, porque aún despierto no es feliz
Duerme queriendo ser despertado
Sin saber que es cosa voluntaria

Ésta es la llama hipócrita, triste
La feliz con disfraz oscuro, muy empolvado.
Se ha llenado de polvo autocompasivo
Y el propio polvo ya no es suficiente.
Y no lo encuentra afuera, y sigue triste…
Creyéndose sola…

Pero no está sola, en realidad,
Y será la flama de mis días…
Hasta que no dependa su fuego
De otras llamas…