lunes, 16 de junio de 2014

Reencuentro

Si somos los que fuimos perecemos,

El camino se cae de viejo, el polvo se ha cansado de volar.

El corazón disfrazado de piedra late, parece temblar.

Permanecimos lejos de donde nos habíamos separado, y sin volver,

Regresamos como con las miradas a decirnos:

“Vida estamos aquí, ¿Qué debemos hacer?”

¿A dónde vamos? Fue solo necesario mirarnos.

Me mostraste un mapa que se leía en tus pupilas,

Pude ver montes borrascosos que creí no  superar.

Con tenerte cerca y sentir tus manos,

Estaba del otro lado cruzando un río, buscando nuestro hogar.

Parpadeaste y tus pestañas parecían cascadas,

Y recordé esa sombrilla roja.

Yo tenía una azul,

Aparecía un café, me guiñaste un ojo y parecías pedir que te siguiera.

Me viste cruzar la calle otra ocasión,

Sonreíste y te sorprendiste encontrándome tan cerca.

¿Cómo pasó? ¿Cómo terminamos con un beso el día de nuestro reencuentro?

Sucedió, sucedimos, y seguimos sucediendo como el mundo da vueltas.

Viajamos tomados de la mano y el pasado nos saluda, amistoso.

Parece decirnos:


“Dignos testigos del destino, disfraz inseguro de alguien más alto que quiso volver a verlos de la mano, del corazón atados al camino”




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